La Hermana Lucía es una figura de máxima referencia en el mundo católico portugués del siglo XX. En su condición de Pastorcita de Fátima, que juntamente con Francisco y Jacinto, vio a la Virgen en 1917, ella es considerada como una niña bendecida y escogida para difundir en el mundo el mensaje de paz y salvación de Dios.